domingo, 8 de junio de 2008

a proposito de la Candidez y de la victimizacion...

“CAPITULO 1.

Había En Westfalia, en el castillo del señor barón de Thunder-ten-tronckh, un joven a quien la naturaleza había dotado de las mas dulces maneras. Su fisonomía anunciaba su alma. Tenia un juicio bastante recto y un alma de lo mas simple; creo que por eso lo llamaban Cándido. Los antiguos empleados de la casa sospechaban que era hijo de la hermana del señor barón con un bondadoso y honrado caballero de la vecindad, con quien aquella damisela nunca quiso casarse pues no había podido demostrar mas que setenta y un cuarteles en su escudo, ya que el resto de su árbol genealógico había sucumbido a las injurias del tiempo.
El señor barón era uno de los caballeros mas poderosos de Westfalia puesto que su castillo tenia puerta y ventanas. Su salón estaba incluso decorado con tapicería. En caso de necesidad, todos los perros de sus corrales formaban jauría; sus palafreneros eran sus capataces y el vicario del pueblo su capellán . Todos lo llamaban monseñor y se reían con sus cuentos.
La señora baronesa pesada alrededor de trescientas cincuenta libras, lo que la hacia objeto de una gran consideración, y hacia los honores de la casa con una dignidad que la volvía aun mas respetable. Su hija Cunegunda, de diecisiete años era de buenos colores, fresca, abundante en carnes y apetitosa. El hijo del barón parecía en todo un digno hijo de su padre. El preceptor Pangloss era el oráculo de la casa, y el pequeño Candido escuchaba sus lecciones con toda la buena fe de su edad y su carácter.
Pangloss enseñaba metafísico-teólogo-cosmonigologia. Demostraba admirablemente que no hay efecto sin causa , y que en este, el mejor de los mundos posibles, el castillo de monseñor el barón era el mas hermoso de los castillos y la señora la mejor de las baronesas posibles. “Esta demostrado, decía, que las cosas no pueden ser de otra manera: puesto que todo ha sido hecho para el fin todo responde necesariamente al mejor de los fines posibles. Como pueden ver, las narices fueron hechas para llevar anteojos, y por eso, tenemos anteojos. Las piernas fueron evidentemente creadas para ser calzadas, y nosotros las llevamos calzas. Las piedras se hicieron para ser talladas y para hacer castillos y, en consecuencia, monseñor tiene un hermoso castillo; el barón mas grande de la provincia debe ser el mejor alojado; y puesto que los cerdos fueron hechos para ser comidos, nosotros comemos cerdo todo el año; por lo tanto, aquellos que proclamaban que todo esta bien, dijeron una tontería; tendrían que haber dicho que todo esta lo mejor posible.”
Candido escuchaba con atención, y creía inocentemente, pues encontraba a la señorita Cunegunda extremadamente bella, aunque nunca hubiera tenido el valor de decirselo. Concluyo que después de la fortuna de haber nacido barón de Thunder-ten-tronckh, el segundo grado de felicidad era ser la señorita Cunegunda; el tercero, verla todos los días; y el cuarto, oír al profesor Pangloss, el filosofo mas grande de la provincia, y por lo tanto, de toda la tierra.
Un día en que Cunegunda daba un paseo por los alrededores del castillo, en el bosquecillo al que llamaban parque, vio entre la maleza al doctor Pangloss dándole una lección de física experimental a la camarera de su madre, una morenita muy linda y dócil. Como la señorita Cunegunda tenia mucha disposición para las ciencias, observo sin respirar las reiteradas experiencias de las que fue testigo ; vio claramente la razón suficiente del doctor, los efectos y las causas, y regreso toda agitada, toda pensativa, toda llena de deseos de ser sabia, pensando que quizá ella podría ser la razón suficiente del joven Candido y que este a su vez podría ser la suya.
De regreso al castillo se encontró con Candido y se ruborizo; Candido se ruborizo también; ella lo saludo con la vos entrecortada y Candido le hablo sin saber lo que decía. Al día siguiente, después de la cena, al levantarse de la mesa, Cunegunda y Candido se encontraron detrás de un biombo; Cunegunda dejo caer su pañuelo, Candido lo recogió; ella le cogio inocentemente la mano, el se la beso inocentemente con una vivacidad, una sensibilidad y una gracia de lo mas peculiares; sus bocas se encontraron, sus ojos se encendieron, sus rodillas temblaron, sus manos se extraviaron. El señor barón de Thunder-ten-tronckh paso cerca del biombo y, al ver esa causa y ese efecto, echo a Candido a patadas del castillo; Cunegunda perdió el conocimiento; cuando volvió en si fue abofeteada por la señora baronesa, y todo fue consternación en el mas hermoso y mas agradable de los castillos posibles.”…

-Cándido o el optimismo Voltaire-

ya me mame de transcribir, acá apenas se pone interesante y empiezan las desgracias mas escandalosas para el bueno de Candido.


Que dura es la vida.

La vida es dura
Cruel perra…
vaya lugar común
Aun para los desgraciados de profesión
Nada de eso!, nada mas que sandez sedimentada
En los arquetipos del colectivo
La vida es, Solo es…
La vida no es dura, las mentes somos blandas
no hay que culparle a ella de la incapacidad de comprensión
y aceptación de las mentes laxas, mendaces y autocomplacientes.
Inconformes!, un esfuerzo mas para hacer verdadera critica…

No hay comentarios: