HIMNO A SATÁN
Tú que eres tan sólo
una herida en la pared
y un rasgúño en la frente
que induce suavemente
a la muerte.
Tú ayudas a los debiles
mejor que los cristianos
tú vienes de las estrellas
y odias esta tierra
donde moribundos descalzos
se dan la mano dia tras dia
buscando entre la mierda
la razon de su vida;
ya que nací del excremento
te amo
y amo posar sobre tus
manos delicadas mis heces
Tú simbolo era el ciervo
y el mío la luna
que la lluvia caiga sobre
nuestras faces
uniéndonos en un abrazo
silencioso y cruel en que
como el suicido, sueño
sin ángeles ni mujeres
desnudo de todo
salvo de tu nombre
de tus besos en mi ano
y tus caricias en mi cabeza calva
rociaremos con vino, orina y
sangre las iglesias
regalo de los magos
y debajo del crucifijo
aullaremos.
EL LAMENTO DE JOSÉ DE ARIMATEA
No soporto la voz humana,
mujer, tapa los gritos del
mercado y que no vuelva
a nosotros la memoria del
hijo que nacio de tu vientre.
No hay mas corona de
espinas que los recuerdos
que se clavan en la carne
y hacen aullar como
aullaban
en el Gólgota los dos ladrones
Mujer,
no te arrodilles más ante
tu hijo muerto.
Bésame en los labios
como nunca hiciste
y olvida el nombre
maldito
de Jesucristo.
Danza en la nieve
mujer maldita
danza hasta que tus pies
descalzos sangren,
el Sabbath ha empezado
y en las casas tranquilas
de los hombres
hay muchos más
lobos que aquí.
Luego de bailar toca
la nieve: verás que es buena
y que no quema tus manos
como la hoguera
en que tanta belleza
arderá algun día.
Partiendo de los pies
hasta llegar al sexo
y arrasando los senos
y chamuscando el pelo
con un crujido como de
moscas al estallar en la
vela.
Así ardera tu cuerpo
y del Sabbath quedará
tan sólo una lágrima
y tu aullido.
Leopoldo Maria Panero Poemas del manicomio de Mondragon poesía Hiperión
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